Son los problemas más comunes que nos encontramos después de las vacaciones. Descuido en la higiene bucal, más refrescos y dulces de lo normal, una caída jugando en la piscina… Pero tranquil@ que todo tiene solución.
Te contamos cómo…
Caries
Puede tratarse de una caries pequeña, grande o, en el peor de los casos, que haya llegado al nervio, por lo general dolorosas (¿cuánto cuesta reparar una caries?). Las dos primeras, si no hay ningún otro problema, se suele solucionar con una obturación que requerirá más o menos material para reparar el diente afectado, según su profundidad. Si en cambio llegó al nervio, se necesitará una pulpectomía o una extracción, dependiendo del estado del nervio.
La clave: visitar al dentista cuanto antes para evitar que la caries progrese.
Dolor
El malestar bucal puede ser el resultado de muchas cosas, desde una caries como las mencionadas antes, o, por ejemplo, bruxismo. Es decir, que sin darte cuenta estés rechinando los dientes o mordiendo de más cuando deberías relajar la mandíbula. La solución dependerá del problema: por ejemplo, una férula de descarga para el bruxismo.
La clave: podrías tomar algo para mitigar el dolor, pero no se irá hasta que soluciones el problema de base.
Prótesis rota
Las prótesis pueden ser de dos tipos, fijas (coronas, puentes fijo, coronas sobre implantes…), o removibles (suelen ser las que usan los abuelitos). En cualquier caso, la solución tomará un poco de tiempo pues se necesita crear una prótesis dental nueva, lo que supone toma de medidas, el trabajo del laboratorio, la maestría del odontólogo y el técnico dental al crear los dientes…
La clave: acude a tu dentista para empezar cuanto antes con el proceso de rehabilitación de la prótesis dental.
Diente fracturado
Ya sea jugando a la pelota o en la piscina, los traumatismos pueden resultar en un diente roto. Dependiendo del diente fracturado, se podría arreglar con una carilla, si son los delanteros, o con una reconstrucción si es una fisura en una muela. Todo dependerá del diente y la gravedad del golpe.
La clave: si tras el golpe el diente cambia de color o la encía, acude inmediatamente a un dentista.
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